El Salvador ha experimentado vulneraciones a causa del pasado sociohistórico y el impacto epidemiológico, económico, educativo y socioemocional, que se ha intensificado por la Covid-19. La palabra “crisis”, no es agradable de leer ni escuchar, aunque últimamente se ha vuelto muy común. Nos encontramos en la adaptación hacia una nueva realidad.

El gremio docente y las familias se enfrentan a nuevos retos como la enseñanza remota, restructuración de la cotidianidad y vivencias con alto impacto emocional. Son situaciones complejas, y más que nunca se debe promover el uso de las habilidades socioemocionales como elemento protector ante las circunstancias actuales, y como un modelo de vida que promueve el bienestar.

Las Habilidades Socioemocionales (HSE) son herramientas que nos permiten socializar de manera sana; conectar, apoyar, cuidar, construir con las y los demás, así como el entorno que nos rodea. Esto implica aprender a comunicarse de manera clara, empática, con conciencia de los sucesos actuales, la responsabilidad en la toma de decisiones consciente del efecto hacia los demás y la propia persona.

La importancia de las HSE se observa en cualquier nivel de comunicación humana, siendo el ámbito educativo uno que precisa dominar la práctica de este arte. La escuela es la institución que promueve aprendizajes, pero esto no sería posible sin las interacciones humanas que permiten la incorporación y desarrollo de aprendizajes. Si la interacción es saludable, será direccionada por una buena gestión de habilidades como la escucha activa, la empatía, la capacidad de establecer límites, la autoconciencia, el autocontrol, etc.

Así se generará un ambiente de aprendizaje positivo que tenderá a ser significativo para la comunidad estudiantil; esta se sentirá segura, apoyada, estimulada, escuchada y valorada, lo que promoverá el empoderamiento de sus capacidades, para adquirir los conocimientos que les permitirán la solución de problemas cotidianos de forma creativa, y generar ciudadanos que busquen el desarrollo socioemocional de su entorno.

ROL DOCENTE EN EL DESARROLLO DE HSE
El rol docente siempre ha asumido responsabilidades grandes que en estos tiempos de crisis se han vuelto titánicas con respecto al apoyo de sus estudiantes. Ellos y ellas son modelos que generan oportunidad de expresión de las emociones y estas serán efectivas en la medida que el docente esté en contacto con sí mismo y su contexto.

Pero, es sin duda fundamental apoyar al docente y propiciar una cultura que no invisibilice la violencia estructural, que la afronte de manera innovadora, que permita generar ambientes laborales más seguros desde toda perspectiva, abordando los conflictos de manera más creativa, con otros recursos que no violenten a las personas.

La relevancia de practicar las habilidades socioemocionales para que se conecte el sentir, pensar, actuar y reflexionar del personal docente para que, así como se apoyan a sí mismos, puedan dar apoyo y contención a sus estudiantes de forma integral en cuestiones académicas, personales, emocionales, familiares y contextuales que complejizan la vivencia del niño o la niña.

Dada las exigencias que existen en el contexto escolar y social, entendiendo la importancia de las emociones en el proceso de formación integral y el desarrollo humano, es relevante que el grupo de docentes y estudiantes cuenten con herramientas sociales y emocionales que les permitan gestionar mejor sus relaciones, pensamientos y sentimientos. La práctica de habilidades socioemocionales debe ser incorporada y adaptada en la planificación de aprendizajes y que a su vez sean soporte para otras experiencias y contenidos.

Para ello, es necesario que tanto la comunidad educativa en su conjunto, como el grupo de docentes genere condiciones que procuren el bienestar socioemocional, con el fin de la generación de ambientes de aula positivos y los docentes puedan influir de manera significativa en el modelaje sobre los aprendizajes socioemocionales de sus estudiantes. De esta forma, el rol docente lidera un papel transformador y reparador del tejido social de El Salvador.

En este sentido, la realidad salvadoreña requiere de la comunidad educativa una alta conciencia social para adaptarse a las realidades y necesidades de cada niño y niña e identificar y seguir un plan de acción de las situaciones alarmantes que experimentan, sin llegar a revictimizarles, lo que permitirá fortalecer la dimensión socioemocional dentro de la comunidad educativa.

Los y las docentes son personas movidas por su vocación y su gran sentido humano, no obstante, tienden a invalidar sus emociones con ideas como “dejar sus problemas en el portón de la escuela” sin considerar que los sentimientos son inertes en el ser humano, e indicadores de su bienestar o malestar.

El proceso de enseñanza aprendizaje siempre será influido por el tono emocional de los maestros, estudiantes y el contexto, ignorarlo no es funcional, pero trabajarlo mediante las habilidades socioemocionales será la clave para dominar y crear el ambiente positivo que tanto estudiantes como maestros merecen.

Este contenido es una colaboración de: Jacqueline M. Alvarado, Adriana A. Cárcamo, Fátima V. De Paz y Darío Salmerón

“Transformando mi sentir como docente”
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