En el mes del amor y de la amistad, queremos hablarles sobre las relaciones de parejas emocionalmente inteligentes. Este concepto fue introducido por Gottman (2015) y las define como aquellas en las que en sus vidas cotidianas han adquirido una dinámica que impide que sus pensamientos y sentimientos negativos sobre el compañero (que existen en todas las parejas) ahoguen los positivos. Una pareja emocionalmente inteligente (es decir, que sabe comprender y respetar al compañero y la relación), tiene más probabilidades de ser feliz en su unión.

Como es bien sabido, ninguna relación de pareja es perfecta, sin embargo, existen algunos indicadores que te pueden ayudar a identificar cuando la dinámica de tu relación está siendo afectada:

Planteamiento violento: hace referencia a cuando se utilizan de manera excesiva las críticas y el sarcasmo al momento de discutir. Si bien siempre existirán quejas sobre tu pareja, existe una diferencia abismal entre las quejas y las críticas. Una queja sólo se refiere a una acción específica en la que tu pareja ha fallado, pero la crítica es más global, ya que incluye palabras negativas sobre el carácter o personalidad de tu pareja, culpa y difamación. Generalmente un planteamiento violento aparece disfrazado de críticas.

Desprecio: el sarcasmo y el escepticismo son formas de desprecio. Lo mismo puede decirse de los insultos, el gesto de poner los ojos en blanco, la burla y el humor hostil. El desprecio, en cualquiera de sus formas envenena las relaciones porque implica disgusto.

Actitud defensiva: es un modo de culpar a la pareja. De cierta forma se transmite el mensaje de que “el problema no soy yo, eres tú”. La actitud defensiva no hace sino agravar el conflicto.

Actitud evasiva: cuando no se encuentra una forma de solucionar los conflictos sin planteamiento violentos, las parejas empiezan a tomar distancia.

Sentirse abrumado: las personas recurren a la evasión como una protección para no sentirse abrumadas. Este sentimiento sucede cuando la negatividad de la pareja resulta tan súbita y abrumadora, que la otra persona se siente conmocionada, tan indefensa frente a la agresión que haría cualquier cosa por evitarla.

Lenguaje del cuerpo: cuando las discusiones se ponen tensas, se pueden observar ciertos cambios físicos que pueden ser reflejo de que la persona que se siente abrumada, tales como: la aceleración del ritmo cardíaco, aumento de la secreción de adrenalina, que estimula la respuesta de lucha y huida, aumento de la presión sanguínea, etc. Todas estas reacciones de tensión suceden porque nuestro organismo percibe que la situación es peligrosa. Cuando las reacciones físicas de estrés se dan durante una discusión con la pareja, las consecuencias son desastrosas. Nuestra habilidad para procesar información queda reducida, lo cual significa que es más difícil prestar atención a lo que el otro está diciendo.

Intentos de desagravio fracasados: los intentos de desagravio son esfuerzos que realiza la pareja para mitigar la tensión durante una discusión, para frenar y poder así evitar que alguno se sienta abrumado.

Malos recuerdos: cuando una relación queda inmersa en la negatividad, no sólo corre peligro el presente y el futuro de la pareja, sin que también el pasado corre un riesgo, ya que cuando una relación de noviazgo o de matrimonio no va ben, entonces la historia se reescribe para peor. Otra señal es cuando resulta difícil recordar el pasado, ya que se ha convertido en algo tan poco importante o tan doloroso que la persona ha permitido que se desvanezca.

¿Cómo construir una relación de pareja emocionalmente inteligente?

Para construir una relación sana, Gottman (2015) sugiere que debemos fortalecer nuestros mapas del amor, ya que las parejas que cuentan con un detallado mapa de amor están mucho mejor preparadas para enfrentarse a las dificultades y los conflictos. Del conocimiento surge no sólo el amor, sino la fortaleza para capear las tormentas. Sin este mapa de amor no podemos conocer a nuestra pareja. Y si no conocemos a una persona, ¿cómo podemos amarla de verdad?

El concepto del mapa del amor nos hace pensar en el concepto del amor que describe Fromm y que se caracteriza por cuatro grandes virtudes:La primera virtud es el cuidado: “La esencia del amor es “trabajar” por algo y “hacer crecer” (p.13).  El amor y el trabajo son inseparables. Se ama aquello por lo que se trabaja, y se trabaja por lo que se ama. El amor es la preocupación activa por la vida y cuidar por el crecimiento de lo que amamos.

La segunda virtud es la responsabilidad, que significa estar dispuesto a “responder”. Es decir, que el amor consiste en responder a las necesidades explícitas e implícitas de las personas. 

La tercera virtud es el respeto, que proviene del latín “respicere” que significa “mirar”. El amor implica respetar la individualidad de las personas, de poder reconocer sus debilidades y fortalezas y de poder verlas sin juzgarlas. Respetar significa preocuparse por que la otra persona crezca y se desarrolle tal como es.

Y última virtud del amor es el conocimiento. El amor se practica en la medida en que nos interese conocer a la otra persona. Y en la medida que conocemos a las personas, nos vamos conociendo a nosotros mismos.

De tal forma que podemos construir una relación de pareja emocionalmente inteligente en la medida que conozcamos a nuestra pareja, que la respetemos y cuidemos de ella y seamos responsables de sus necesidades emocionales y físicas.

Para más información sobre terapias de pareja, ponte en contacto con nuestro Centro de Evaluación y Atención Psicológica (CEAP) llamando al: 7600 – 1531

Gottman, J. (2015). The Seven Principles for Making Marriage Work: A Practical Guide from the Country’s Foremost Relationship Expert. Harmony: New York.

Relaciones de parejas emocionalmente inteligentes
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