Por: Rita María Grimaldi, Psicóloga clínica.
Este mes de septiembre se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. Por lo que en este artículo nos gustaría explicarte un poco más sobre qué es el suicidio y el comportamiento suicida, para ayudarte a entender sobre esta problemática grave de salud mental.
Alrededor de más de 800 000 mil personas se suicidan alrededor del mundo, al año. El suicidio es una de las 10 primeras causas de muerte en el mundo. La Organización Mundial de la Salud (1986) define el suicidio como “un acto con resultado letal, deliberadamente iniciado y realizado por el sujeto, sabiendo o esperando su resultado letal y a través del cual pretende obtener los cambios deseados”. Es decir que, el suicidio es un acto en el que una persona deliberadamente se provoca la muerte.
De acuerdo con Alejandro Rocamora (2013) existe una gran diferencia entre el acto y una conducta suicida.
Acto suicida
El concepto de “acto suicida” fue introducido por la Organización Mundial de la Salud, en 1969, y lo definieron como “todo hecho por el que un individuo se causa a sí mismo una lesión, cualquiera que sea el grado de intención letal y del conocimiento del verdadero móvil”. Por lo tanto, el acto suicida es la acción de suicidarse.
Conducta suicida
Mientras que el comportamiento suicida abarca un amplio espectro que va desde la simple fantasía suicida, idea suicida, amenaza, gesto suicida, crisis suicida, intento suicida, suicidio frustrado, hasta el suicidio consumado.
A continuación, explicaremos cada fase del comportamiento suicida:
Ideas suicidas
La idea suicida se define como la contemplación del suicidio como posible solución al problema que la persona está viviendo. En esta primera etapa, se trata de pensamientos recurrentes sobre la intencionalidad de querer matarse, por ejemplo, podremos escuchar frases tales como: “me gustaría estar muerto”, “desearía no haber nacido”, “me quiero morir”, “a veces, quisiera desaparecer”.
Estas ideas contemplan la muerte, pero todavía se alejan del acto en sí pues no existe una planificación en cuanto al método que va a utilizar (ahorcamiento, ingesta de fármacos, pistola, etc.), cuándo lo piensa hacer, a dónde lo quiere hacer. Por lo tanto, se pueden observar cuatro tipos de niveles en la ideación suicida
Sin método determinado: La persona no ha contemplado cómo quiere producirse la muerte.
Con método indeterminado: La persona ya está contemplando su muerte, sin embargo, no sabe cómo hacerlo, ni qué método utilizar.
Con método determinado: La persona ya tiene en mente cómo lo va a hacer.
Idea planificada: La persona ya tiene un plan de cómo se va a suicidar, es decir que tiene el método, la fecha y el lugar. Por lo tanto, podemos decir que entre mejor elaborado esté el plan, mayor es el riesgo en que cometa el acto suicida.
Amenaza
Se le denomina a amenaza cuando la persona realiza una acción personal, verbal o no verbal, que puede comunicar que un acto suicida u otra conducta relacionada con el suicidio podría ocurrir en un futuro cercano. La amenaza puede ser activa (por ejemplo, sentarse en el filo de un balcón en altura) o puede ser pasiva (por ejemplo, una amenaza verbal “me quiero morir”).
Gesto suicida o parasuicidio
Al gesto suicida también se le conoce como parasuicidio. El gesto suicida se refiere al conjunto de conductas donde la persona se produce algún daño físico, ya sea de forma voluntaria e intencional. Los gestos suicidas pueden ser las autolaceraciones (cortes en las muñecas, en las piernas o alguna otra parte del cuerpo), los auto-envenenamientos (se pueden dar por sobredosis de medicamentos o tomar veneno, etc) y las quemaduras.
Los gestos suicidas tienen la finalidad de producir dolor físico, ya que, de cierta manera, se busca que el dolor físico supere el dolor emocional, pero la intención no es producirse la muerte. Otra finalidad es llamar la atención para conseguir algo a cambio, por ejemplo: más cariño, atención o apoyo por parte de la familia, o de la pareja, un empleo, etc.
Crisis suicida
En esta etapa, la idea suicida va agarrando fuerza. Se trata de un momento muy emocional en donde predominan y se activan los impulsos de muerte. La persona empieza a materializar su decisión de morir: cómo se va a suicidar, a dónde y cuándo lo piensa hacer. Entre más planificado esté la idea, mayor riesgo de que lo cometa.
Tentativa de suicidio o intento autolítico
La tentativa de suicidio se refiere a una conducta que busca la propia muerte, sin embargo, el método utilizado no es el adecuado o se falla en el intento, ya sea porque el instrumento no funcionó, o se desconocía cómo funcionaba, o porque la persona todavía no estaba decidida en hacerlo. En palabras más técnicas, se tiene el propósito de muerte, pero el criterio autoinfligido no es el correcto.
Suicidio frustrado
Suicidio frustrado se le denomina al intento de suicidio dónde no se ha obtenido el propósito de muerte, ya sea porque le método utilizado falló en su ejecución, por un imprevisto o porque alguien lo detuvo.
Suicidio consumado
Se le denomina suicidio consumado al acto que ha logrado el propósito de muerte de la persona. Se trata de un acto de autodestrucción.
Como veras, la conducta suicida es bien compleja. De tal forma que entre más elaborado sea el plan suicida, existe mayor probabilidad de que se produzca el acto suicida.
Si actualmente tienes ideas suicidas o te sientes en una situación agobiante y desesperante, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. En FUNPRES nosotros podemos ayudar. Comunícate a nuestro Centro de Evaluación y Atención Psicológica al teléfono: 7600-1531