Por: Deny Zepeda*
La amistad es una relación que surge con el paso del tiempo, la cual se genera de manera espontánea cuando se conoce a alguien y se definen intereses, gustos o necesidades similares. Una vez se determina que “se siente bien estar con esa persona” ambos están motivados a trabajar de la mano para cultivarla.
Un amigo o una amiga, es esa persona especial, que nos llena, nos acompaña y nos brinda su tiempo, que nos escucha y nos anima, que nos consuela, pero también que nos orienta, si es necesario. La amistad nunca deja de crecer, pues cada día es una buena oportunidad para alimentarla.
¡Contar con una amiga, con un amigo, es un tesoro ¡
Los niños, cuando empiezan a socializar en ambientes externos, ya tienen un lugar seguro en casa donde han desarrollado sentido de pertenencia, pero cuando inician la vida escolar por ejemplo, deben abrirse espacio y entablar relaciones de amistad con sus iguales bajo sus propios méritos. Es acá donde se vuelve necesario el acompañamiento de los padres, quienes juegan un rol importante, apoyando a sus hijas e hijos para que trabajen en el establecimiento de relaciones de amistad verdaderas.
Las amistades de la infancia nos marcan para siempre. Algunas perduran en la etapa adulta, siendo una amistad verdadera. Otras acaban desapareciendo con el tiempo, pero siempre las recordaremos con un cariño especial.
Algo importante respecto sobre este tema, es la elección de quien será una amiga o un amigo. Cada uno de nosotros tenemos la responsabilidad de identificar a nuestros amigos y amigas, de sobre aquellas personas que nos acompañan.
Las primeras interacciones se dan a partir de los dos años, aunque no será hasta los seis años cuando los niños incorporen el concepto de «mejor amigo», siendo plenamente conscientes de todo lo que el término implica.
Además de jugar, divertirse y ser felices al lado de los amigos, la amistad en la infancia aporta otros grandes beneficios para su desarrollo:
• Comienzan a manejarse valores complejos como la lealtad y la reciprocidad, donde se aprenden a confiar en otras personas.
• Respeto, tolerancia y empatía, los cuales se aprenden al aceptar a los amigos con sus diferencias, y a ser tolerantes y respetuosos. A apoyarles cuando están pasando alguna situación difícil.
• Resolución de conflictos: al buscar juntos, cómo resolver los problemas que se presentan.
Es importante que las madres, los padres o cuidadores puedan ser ese apoyo mediante inculcar patrones orientados a actuar de manera asertiva dentro de una relación de amistad. Deben enseñar a sus hijas e hijos que la amistad es una relación recíproca donde hay que saber expresar emociones, cooperar, pedir y dar apoyo sin condiciones.
Como los padres pueden enseñar destrezas sociales a sus hijas e hijos:
• Modele las formas apropiadas de relacionarse con los demás.
• Escuche, dialogue con su hija o hijo, mostrando respeto cuando sus opiniones difieran de las suyas.
• Elogie y premie los comportamientos socialmente aceptables
• Muestre en todo momento apoyo y paciencia, mientras su hija o hijo logra desarrollar las competencias sociales.
Pero sobre todo dando amor y comprensión a sus hijas e hijos durante su caminar junto a usted.
- Deny Zepeda es directora de nuestro Centro de Evaluación y Atención Psicológica (CEAP).