Imagen: MINEDUCYT

Recordar que seguimos estando en pandemia es muy doloroso todavía. Luego de 15 largos meses, que parecen una eternidad, existen muchas historias difíciles. Sin embargo, existen también muchas historias que han marcado vidas de forma positiva.

Los médicos han estado en primera línea salvando vidas frente a la enfermedad COVID-19, ayudar a salvar la salud mental y recuperar estudiantes de perder un año lectivo ha sido una tarea persistente de maestros y maestras, por eso también hemos estado en primera línea como maestros. ¡Hemos salvado vidas!

Recientemente, visitamos un Centro Escolar de Chalatenango y su subdirector nos decía: “No ha sido fácil, pero nosotros hemos tratado desde nuestras posibilidades [de conocimiento] de ayudar a nuestros estudiantes en su situación emocional… tenemos familiares que han fallecido, compañeros de esta escuela que han fallecido, compañeros que se han acogido al decreto para trabajar en casa porque no pueden más con su situación emocional… no ha sido fácil, pero no queremos que nuestros estudiantes se queden sin estudiar”.

Cuando el maestro nos narraba sus experiencias, a ratos, sentíamos que se quebraba, se le notaba la afectación en su rostro. Al final de la entrevista, remarcaba que sus estudiantes iban a contar con el apoyo de ese grupo de maestros que han estado al frente del regreso a la escuela, pedía más acciones en favor de preservar la salud mental no solo de los estudiantes sino también de los docentes.

Otro maestro, de una institución de Zacatecoluca, nos expresaba la alegría que había sentido los primeros días de regreso a la escuela, los días más emotivos de toda su historia de 12 años de docencia nos decía: “Lloramos muchas veces, todos, estudiantes y maestros. A veces solo los maestros llorábamos, hombres y mujeres llorando cuando nos volvimos a ver, ahí descubrimos muchos de los compañeros que esto es nuestra vocación, yo no me sentía maestro cuando estábamos en la modalidad a distancia, porque el maestro no solo forma, el maestro también educa, educa en la relación con sus estudiantes y con sus compañeros de trabajo…”, remarcaba en su narración del regreso a su escuela.

Una maestra de una escuela privada de San Salvador, nos decía con una mezcla de tristeza y alegría la forma en la que había rescatado a una estudiante de cuarto grado de perder su actual año de estudio. Explicó que la mamá ya había decidido que perdería el segundo año de su escuela porque el año 2020 ya lo había perdido.

Su mamá, una jefa de hogar que con mucho sacrificio la había puesto en un colegio privado por su cercanía al hogar y por convertirse, en ese momento, en la única posibilidad de estudiar. “La niña de pronto dejó de venir porque su mamá estaba enferma de COVID-19 y no pudo trabajar por varias semanas, ella [la niña] nunca se contagió, pero pasaron muchas dificultades según lo que me contó”, nos relató la maestra.

La maestra había ido hasta su casa para preguntarle por qué ya no asistía y así fue como se dio cuenta de la situación. La mamá ya estaba fuera de peligro, aunque todavía cansada, sin embargo, como ella lo expresó: “es que uno como maestra no puede quedarse así ante la situación, yo le dije que le pagaría el colegio los dos meses, que me lo descontaran en el colegio y le dije a la mamá que iba a organizar una colecta con compañeros y familiares para que no pasaran penumbras en los momentos de las comidas, porque mal comían una o dos veces”.

La maestra con mucha alegría nos comentó una frase que la ha marcado a ella, un mes después de su visita, la niña le dijo al oído: “Gracias por no dejarme atrás, maestra”. Comenta que ella no es que tenga muchos recursos económicos porque el colegio donde trabaja tuvo que reducir el pago porque si no iba a quebrar, pero la situación de la niña y la mamá era peor que ella y eso le llamó a actuar. ¡Sin duda que ha salvado una vida!

Es así, como la pandemia nos ha impactado directa e indirectamente, sin embargo, como maestros nuestra labor no solo se remite a enseñar el a,b,c o el 1,2,3, sino a formar seres humanos con nuestras propias acciones, estar en primera línea es tratar de dar todo para salvar la vida a corto, mediano y a largo plazo. Hoy más que nunca ¡Que viva la escuela!, que no existiría sino hubiera maestros y maestras como ustedes dentro de ella.

¡Feliz día del maestro y de la maestra!

¡Gracias por no dejarme atrás, maestra!

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