Ada Montano
Directora Ejecutiva de FUNPRES
El 3 de diciembre se conmemora a nivel internacional y nacional el día de las personas con discapacidad. En esta fecha, las declaraciones y estadísticas oficiales y las de organismos internacionales nos recuerdan a las personas que viven con alguna discapacidad y nos hace énfasis en esforzarnos por hacer valer sus derechos.
Según OMS (2014), el 15% de la población mundial -cerca de 1000 millones de personas- vive con algún tipo de discapacidad. La Organización Mundial para la Salud (OMS) indica que la mitad de las personas con discapacidad no puede pagar la atención de salud. Por otro lado, entre 110 y 190 millones de personas adultas en el mundo tienen «importantes dificultades para desarrollar su vida funcionalmente»; y, además, la tasa de empleo de hombres y mujeres con discapacidad es de 53% y 20%; contra un 65% y 30%, respectivamente.
En El Salvador, no se cuenta con un Censo actualizado y confiable; sin embargo, el documento «Análisis y Caracterización de las Personas con Discapacidad a partir de la Encuesta Nacional de 2015» (Unicef 2015), expone que en el país vive un total de 463,075 personas con discapacidad, de los que 343,131 son adultos y 119,944 son niños y adolescentes.
Las estadísticas en el mundo y en el país podrán mantenerse o estar cambiando, sin embargo, las inquietudes obligadas en este caso seguirán siendo:
1.Si las condiciones de las personas con discapacidad también han cambiado para mejorar o no lo han hecho.
2.Si las condiciones cambiaron, ¿Cuál ha sido nuestra contribución profesional para lograrlo (independientemente de la profesión que ostentemos)?
Existe claridad de que el Estado deber ser garante de derechos y ente fundamental para la transformación de la situación inclusiva en la sociedad; sin embargo, esto NO debe ser una justificación que limite nuestro actuar ético y profesional en los diferentes ámbitos donde participamos.
Desde el ámbito de la educación, existe la imperiosa necesidad de cambiar la mirada “homogenista” que tenemos del estudiantado en el aula; y preguntarnos permanentemente, si la misma metodología, evaluación y motivación que utilizamos a diario promueven los aprendizajes que cada uno necesita para ser funcionales y desarrollarse en una sociedad compleja que les espera en su presente y futuro.
La invitación a conmemorar el día de las personas con discapacidad es desde los principios éticos y nuestro rol docente, es decir, formándonos, actualizando nuestros conocimientos y competencias, y siendo sensibles para forjar una renovada práctica pedagógica, permitiendo cada día, al inicio de la jornada, pensar y construir andamiajes que favorezcan la participación y el aprendizaje de los estudiantes.
Si en nuestra práctica pedagógica tenemos personas con alguna discapacidad, el reto ético se traduce en investigar las diversas maneras que puedan favorecer el desempeño funcional del estudiantado. Esto implicará diseñar y promover con los diferentes actores el acompañamiento a las trayectorias educativas en las escuelas regulares, como en las escuelas de enseñanza especializada; estas acciones deben preponderar al cumplimiento del derecho a la educación de los estudiantes con discapacidad y de aquellos que sin tener una discapacidad son parte de la diversidad natural en el aula.
En Funpres queremos conmemorar, teniendo una actuación ética y comprometida con las personas con discapacidad a través de una educación inclusiva.
Referencia:
OMS (2014). Discapacidad: Proyecto de acción mundial de la OMS sobre discapacidad 2014-2021: Mejor salud para todas las personas con discapacidad (EB134/16). https://apps.who.int/iris/handle/10665/175064